En el marco del dulce y suave aroma del Füllsen
Volviendo del Encuentro de Raíces Alemanas de Tandil, en el septiembre de este año, imaginamos si dos personas, nacidas hace tiempo en el Pueblo San José de Coronel Suárez (Pcia. de Bs.As.), en el mismo año y con dos cuadras de diferencia, expresaran su agradecimiento a su colonia haciendo una presentación de nuestros saberes sobre los Alemanes del Volga.
Jorge Bohn y yo, Horacio Agustin Walter, él abogado, yo profesor de historia, nos propusimos hacer un proyecto de jornada histórica cultural en San José, en el ámbito de la Füllsenfest.
Nos pusimos de acuerdo y planteamos el tema a las autoridades de San José y obtuvimos un SI rotundo con lo que comenzamos a planificar nuestros viajes (Jorge de Córdoba a Buenos Aires y La Plata) y los dos juntos hacia San José. Y asi fue. Y en el entretanto se nos mezclaron unos amigos a quienes queremos mucho, y los hicimos partícipes de la movida: Susana Knoop, Guillermo Zambrino y su hijo Federico con esa tierna y especial forma de presentar su libro..
Y llegó el día 10 de noviembre, viernes antes de la Füllsenfest. En la Asociación Germano Argentina en el Pueblo San José.
Arrancó Jorge Bohn con una voz entrecortada por la emoción de encontrarse en su pueblo natal, de haber encontrado la casa de los abuelos y parecía que el tema de la charla iba a estar ausente. Por el contrario, el compromiso con sus estudios y con las fotos de Rusia que había de presentar fueron hilvanando la charla disponiendo las respuestas para el cómo y qué son los alemanes del Volga, de dónde han surgido y cómo llegaron hasta nuestras tierras. Algunas fotos necesitaban una explicación, otras motivaron simplemente a la emoción y a los sentimientos y así a lo largo de toda su charla aparecieron mezcladas las fotografías de la historia, los recuerdos de la vida y los sentimientos del presente que contagiaron sin la menor duda a la cincuentena de presentes que se habían acercado.
Guillermo Zambrino sacó de entre sus dedos unos acordes y fue presentando el libro que su esposa Susana y él denominaron “Del Río Senguel Al Tandil”. Luego Federico con su voz seca y con un castellano difícil de hacer para un alemán comenzó a replicar porqué luego de una vida de sacrificio, de privaciones y de trabajo, con mejoras en lugares y tiempos difíciles le exigían los papeles de la tierra.”¿Y la palabra?” esta frase retumbó a lo largo de toda la representación mientras Susana desgranaba la historia de amor de sus abuelos, de sacrificio y de trabajo. La música sintetizaba los momentos de la historia y el coro de padre e hijo llenaron nuestros corazones.
A mi me tocó el turno de hablar sobre la “Identidad volguense, una construcción constante” apoyado con algunas gráficas e imágenes fuimos recordando que la identidad no es un deseo personal o colectivo sino que es la afirmación del grupo circundante que acepta nuestra identidad y lo hace porque los valores que los ofrecemos son genuinos, aceptables y honorables. Y que hacemos el esfuerzo de no perderlos porque eso también debilitaría a nuestra propia comunidad. Sólo en la medida en que “mirando hacia delante con la esperanza y hacia atrás con los recuerdos” podremos avanzar en la construcción de la identidad volguense. Que se realiza con las Asociaciones que trabajan en pos de estos objetivos, realizando encuentros, congresos y jornadas: con la pujante literatura que comienza a aparecer en los últimos veinte año, con sus historias, sus novelas, la vida cotidiana y el reclamo siempre presente de no olvidar la propia lengua. Con la importancia de los mensajes a través de la internet, la radio y los medios audiovisuales. La gastronomía hace los suyo cada si de un modo natural del mismo modo que lo hacen las fiestas y las celebraciones,
Los museos ya resultan como el cierre al proceso de construcción de esta identidad volguense. La frutilla del postre de esta construcción la da el nuevo fenómeno del turismo que permite a propios y extraños acercarse a las aldeas y colonias para conocer su vida cotidiana, sentir el perfume del pan bueno a la madrugada cuando se encienden los hornos de barro. El nuevo turismo desea conocer la historia, la arquitectura, los caminos del trabajo, y los olores de la comida.
Gracias a esta construcción permanente la Comunidad Volguense o la Comunidad Alemana de Rusia que se encuentra en nuestro país es cada vez más conocida y visibilizada.
El aplauso final para los isertantes y para los organizadores no marcó otra cosa que el compromiso de seguir en esta senda de juntar lo cultura a lo festivo.
El Prof. Horacio Walter obsequió sus libros (Los Senderos del Wolga, Las flores del almendro y Abrojos en la Lana, así como también una enciclopedia universal de su biblioteca personal) a la Biblioteca Sankt Josep´s, lo que fue seguido por Susana Knoop, con el libro “Del Río Senguel Al Tandil”.
El domingo se realizó la Fiesta del Filsenfest con mucha gente, con mucha alegría, con artesanos a lo largo de toda la calle principal, aquella famosa “calle ancha” de las colonias alemanas volguenses. El perfume del FÜllsen que los presentes pudieron degustar se confundía con la música de la banda municipal y distintos conjuntos que deleitaron a los presentes en una tarde asoleada. La música vibrante de los grupos de danzas, las polkas d elos acordeonistas y las voces de los conjuntos musicales permitieron despedir el día reclamando otro igual para el año siguiente
Nosotros los que tuvimos ese sueño, agradecemos a Hugo Schawb, a Diego Dome, a Juan Hippner por habernos permitido expresar nuestros conceptos y nuestros breves conocimientos como un ofrecimiento y a la vez una forma especial de agradecer que alguna vez tuvimos algo importante que ver con la colonia. Como haber nacido. Gracias.
Hermosa nota Horacio, gracias!!!
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