15/5/19

Patrimonio Alimentario Bonaerense y Kerb de colonia Nievas


Este fin de semana en Olavarría y Colonia Nievas.  Pcia. Bs.As).

Todo comenzó el sábado 11 con la presentación del libro “Patrimonio Alimentario Bonaerense. En el Centro cultural del Bicentenario. Los Alemanes del Volga del Partido de Olavarría. Un estupendo libro realizado por la Lic. Sandra Gabriela Adam, la Ing. Agrónoma Karina Block, la Nutricionista  María Marcela Brescia, la Lic. en Tecnología de Alimentos Carolina Fitipaldi, la Ing. Agrónoma Nora Raquel Ponzio y la Lic. En Tecnología en Alimentos, Maité Salsamendi.

Un verdadero equipo multidisciplinario que ha realizado esta experiencia  en el marco de un programa de voluntariado de la Universidad Nacional del Centro. Pero a su vez, a la temática se la ha enriquecido con la participación de la gente de los Pueblos alemanes Colonia Hinojo, Colonia Nievas, Colonia San Miguel y Loma Negra. 






El corazón del libro es rescatar el patrimonio de la gastronomía volguense, desde la elección  de los elementos para realizar las comidas, la rutina cotidiana de la cocina y los sabores, olores y aromas que la misma produce y que generar esa identidad volguense que se siente cada vez que uno ingresa en la cocina de las abuelas y que también… a partir de ahora, se acercarán a las recetas e historias que contiene este libro.










Una gran participación del público local y de las colonias y un modo especial de involucrarse por parte del Concejo deliberante de Olavarría que declaró “de interés Legislativo Municipal, la presentación libro en la Casa del Bicentenario de Olavarría, organizada por la Facultad de Agronomía de la Unicen, proyecto de voluntariado universitario Patrimonio Alimentario Bonaerense, el caso de los alemanes del Volga en el Centro de la Provincia”. Asimismo,   declaró el Honorable Concejo deliberante de interés Legislativo Municipal la visita especial del Profesor Horacio Walter, quien prologó el libro y participará de la presentación del mismo”. Como verán tanto los autores como los pueblos alemanes como quien suscribe nos hemos sentido profundamente felices y orgullosos de esta presentación.

Y la fiesta siguió al Día siguiente en colonia Nievas, a pocos kilómetros de Olavarría. Ya a media mañana se había congregado mucha gente y los  gazebos de artesanos y puestos estaban a punto para recibir la marea humana que llegó más tarde con un sol a pleno y un día de fiesta popular, con la alegría de la danza y de la música y el fervor de la gente que se quedó hasta último momento para desfrutar la memoria de una colonia que prácticamente no se la ve o, tal vez y por qué no, para iniciar el proceso de resurrección de una población con ganas de palpitar nuevamente en esos parajes entre la llanura y las sierras.



A media mañana, una misa al aire libre, ya que la Capilla San Miguel Arcángel, fundada 136 años antes, no garantiza la comodidad y la seguridad de la gente. Lo que me llamó la atención fue el deseo del sacerdote diciéndoles a los pueblos alemanes del Volga que mantengan sus costumbres y su forma de ser y que “…mientras florezca el almendro, siempre vivirá entre nosotros la esperanza”. Casi me desmayo! Aquellas palabras dichas por Magdalena a su hijo Kaspar Haas antes de emigrar desde Aschaffenburg hacia Rusia, en mi libro “Los Senderos del  Wolga” ya dejaron de ser mías. El pueblo se ha apropiado y ha generado un dicho, que me hace inmensamente feliz. 

Más tarde, en el programa de actos del día, se plantó un almendro, para mantener la memoria y la esperanza. Un almendro mas que se planta en las comunidades volguenses. Luego la ceremonia de la puesta de nombres a cuatro calles, entre ellas a los Héroes de la Ara San Juan, ya que una de las familias tocadas por esta tragedia vive en los pueblos alemanes. Importante, ya que debe ser uno de los primeros pueblos que pone ese nombre a una calle. 








Algunos reconocimientos más a los promotores y hacedores de la recuperación de la colonia y después, la fiesta. Todo el mundo sentado en el césped de la plaza o en sus reposeras, en una tarde de sol y de encuentro entre amigos y familillas, con sus mates, sus tortas y por ahí, alguna cervecita, esperaron el momento explosivo de la canción y de la danza.


Los bailes y la música, verdaderas expresiones del folklore volguense con sus polcas, sus tchotis y sus valsecitos, permitieron lucirse a los bailarines de distintos grupos locales y de la región. Por la tardecita, cuando el sol comenzaba a ocultarse sobre las sierras chicas de Olavarría, “unsere leit”, nuestra gente se retiraba con el alma feliz de haber amado la memoria de una colonia y de mantener recordando lo que se ama. 



Con mi esposa hemos pasado un hermoso fin de semana. Nuestro agradecimiento de corazón a todos. A las autoridades del Centro de Fomento, al equipo de edición del libro, a los amigos que nos saludaron y a quienes me facilitaron las fotografías que incluyo. También, a algunos parientes (primos hermanos) que nos hemos vuelto a ver luego de muchos (en serio, muchos) años. Eso ha sido muy bueno.


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